jueves, 15 de enero de 2009

_gaTos riñendO,_!*

Gatos riñendo es un cartón tapiz de Francisco de Goya, creado en la quinta serie de cartones para tapices del aragonés, que iban destinadas a adornar el comedor de los Príncipes de Asturias en el Palacio del Pardo.
Estuvo el sótano de este Palacio hasta 1986, y en 1870 pasó a ser propiedad del Museo del Prado.

Su autor es un
artista español nacido en Fuentedetodos, en Zaragoza, que ha reflejado de una forma espectacular la época en la que vivió, y hoy en día es la máxima figura del arte en su tiempo.

Goya ha supuesto un antes y un después, y encontramos su colaboración en una amplia gama de corrientes, tales como el Barroco, el Rococó, el Neoclasicismo y el Romanticismo, y se ha convertido en un referente y una influencia para todos los artistas de los siglos XIX y XX.

Fué aprendiz de los maestros José Luzán y sobre todo de Francisco Bayeu, y elegido primer pintor de cámara y director de pintura de la Academia de San Fernando en 1780, y más tarde en 1786 fue nombrado pintor del Rey, y pintor de corte en 1789.


Este pintor domina una técnica sólida, con una sutil sátira en sus temas, y logró ser clasificado como el primer modernista gracias a su creencia de representar la vida cotidiana y no la tradición.

El cuadro que analizamos hoy surge de una corriente Prerromántica, de 56x 193 cm.

La pintura representa dos gatos peleando subidos a un muro de ladrillo, y el pintor matiza con gran realismo la escena, haciendo un análisis de la naturaleza de los animales.
Como hemos apuntado anteriormente pertenecía a una serie de cartones para tapices, sin embargo ha albergado controversia ya que no guarda relación con el resto de pinturas.
Que esté protagonizada solamente por animales es algo impactante ya que esto no suele darse.

Aquello que me atrae de la obra es su cromática, el impacto que provoca y la fuerza que transmite, esta obra supura expresión por cada uno de sus poros.
Posee un contraluz muy interesante que intensifica la fuerza del gato pardo frente al negro, haciéndolo más grande, más poderoso, frente al gato negro cuyo miedo se lee en sus ojos.

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